La leyenda del Diablo Huma es una de las historias más misteriosas y espeluznantes del folclore ecuatoriano. Este relato se ha transmitido de generación en generación y sigue intrigando a quienes se aventuran a escucharlo.
La historia tiene lugar en las regiones montañosas de la Sierra ecuatoriana, donde la naturaleza exuberante y los misteriosos neblinales crean el escenario perfecto para este relato.
El Diablo Huma
Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo enclavado en lo alto de una montaña, vivía un joven apuesto llamado Juan.
Este joven, Juan, era conocido en la comunidad por su generosidad y bondad hacia los demás. Trabajaba duro en sus tierras y ayudaba a los vecinos en lo que podía.
A pesar de su buena reputación, Juan tenía un secreto que guardaba celosamente: su amor prohibido por María, la hija del alcalde del pueblo.
María era una joven hermosa y amable que se ganaba el corazón de todos en el pueblo. Sin embargo, su padre, el alcalde, había prometido su mano en matrimonio a otro hombre rico y poderoso del pueblo.
Juan y María se encontraban en secreto en las noches, bajo la luz de la luna, jurando su amor eterno y soñando con un futuro juntos.
Un día, el alcalde descubrió el amorío entre su hija y Juan. De tal modo que furioso por la deshonra que eso suponía para su familia, decidió tomar medidas drásticas.
Así, el alcalde convocó a una reunión en la plaza del pueblo y anunció que Juan sería castigado de la peor manera posible: sería entregado al Diablo Huma.
El Diablo Huma, según la leyenda, era una criatura demoníaca que habitaba en las profundidades de los bosques y se alimentaba de las almas de los pecadores. Tenía una apariencia espantosa, con cuernos retorcidos, piel negra como la noche y ojos rojos como el fuego.
El alcalde creía que entregando a Juan al Diablo Huma, purificaría el pecado que había manchado el honor de su familia.
Así, en una noche oscura y tormentosa, Juan fue llevado al bosque, esposado y temblando de miedo. Los aldeanos lo dejaron solo en medio del espeso bosque y regresaron al pueblo, sin mirar atrás.
Juan sabía que su destino estaba sellado, y se arrodilló para rezar a la Virgen María, pidiendo protección y perdón por su amor prohibido.
Fue entonces cuando el Diablo Huma emergió de las sombras, con un rugido infernal que hizo temblar la tierra. La criatura se acercó a Juan, sus ojos rojos brillaban con malicia y sus garras afiladas se alargaban hacia él. Juan cerró los ojos y esperó su destino con valentía.
Sin embargo, en ese momento, un milagro ocurrió. La Virgen María, conmovida por la sinceridad de las oraciones de Juan, descendió del cielo en un halo de luz y enfrentó al Diablo Huma.
La Virgen María desafió al demonio con su presencia divina y le ordenó que liberara a Juan y nunca más volviera a amenazar a ningún alma inocente.
El Diablo Huma, aterrado por la presencia de la Virgen, se retiró con un aullido de derrota y desapareció en las profundidades del bosque.
Juan fue liberado y llevado de regreso al pueblo, ileso y lleno de gratitud hacia la Virgen María. La comunidad, testigo del milagro, se arrepintió de su dureza y permitió que Juan y María se casaran, sellando su amor bajo la protección de la Virgen.
La leyenda del Diablo Huma perdura en la Sierra ecuatoriana como un recordatorio de que el amor verdadero y la fe pueden superar incluso las mayores adversidades. La intervención de la Virgen María se considera un milagro que protege a los amantes sinceros de las fuerzas oscuras que puedan intentar separarlos.
Esta historia sigue inspirando a las generaciones venideras a luchar por el amor y la justicia, incluso en las circunstancias más difíciles.
"¡Espero que hayas disfrutado la leyenda del Diablo Huma! ¿Qué opinas al respecto? Déjame tus comentarios abajo, estaré complacido de responder."
La Virgen María, no conocía esta historia, es preciosa. Estoy de acuerdo, la fe y el amor pueden mover montañas. Un abrazo
ResponderBorrarAsí es Nuria, es una bonita historia, que inclusive yo mismo la vuelvo a leer, cada vez que deseo fortificarme el corazón.
ResponderBorrarGracias por tu comentario.