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LA TUNDA SE CONVIERTE

En la obra "Juyungo": historia de un negro, una isla y otros negros, novela del escritor ecuatoriano Adalberto Ortiz, se cuenta lo ocurrido a un muchachito esmeraldeño que fue enviado a recoger unas gallinas.
LA TUNDA SE CONVIERTE
Y es que, según el relato, era eso de las cinco de la tarde, hora de oración, cuando se envió al muchacho a recoger a unas cuantas gallinas que andaban dispersas por los contornos.

De repente, una bonita gallina blanca robó la atención del pequeño.

Decía “Cho, cho, jurón, jurón”, corriendo detrás del ave, pero esta era muy astuta y lo fue llevando hacia el monte.

Capturó en extremo la atención del muchacho, que cuando quiso regresar ya era tarde y además estaba perdido.

Era la temible “Tunda” que se había convertido en esa bonita gallina, para atraerlo y llevárselo.

Los parientes del pequeño muchacho, al notar su desaparición, corrieron por los montes con una gran jauría, hasta lograr encontrarlo al tercer día, casi muerto del susto y con indigestión por comer tanto camarón.



La Tunda, ...

Según la mitología de la región del Pacífico sur de Colombia y Pacífico norte de Ecuador, especialmente entre la comunidad afrodescendiente, es una mujer monstruo con características similares a un vampiro, la misma que atrae a las personas hacia los bosques y las somete a su dominio.

Sin embargo, la Tunda siente temor frente a los perros y el solo ladrido de uno de ellos hace que se desaparezca.

Según dicen, la tunda no es negra, pues, es negrisísima como una noche sin luna ni estrellas. Es oscura, como una casa sin puertas ni ventanas.

La Tunda no tiene bemba, sino bembísima. Y en vez de pierna derecha, tiene una pata de molinillo, que suena ¡tum! cuando camina por el monte.

Pero, cuando la Tunda se ríe, la noche se ilumina, llueve cocos recién pelados y vuelan mariposas blancas.

Entonces, la gente que ya conoce como se manifiesta, sabe que la Tunda anda por allí.

Además, como algo muy peculiar, al más pesado y perezoso se le presenta en el camino meneando atractivamente sus caderas.



Algo más, ...

También, se cuenta que a un miembro de la comunidad se le apareció, transformada en un perico.
Que cuando él más caminaba, el perico volaba yéndose más lejos.

Esta ave lo atrajo mucho, tanto que le hizo caminar toda la noche y no la pudo cazar. Así, tuvo que amanecer en el monte, cruzando por senderos espinosos y con matorrales, pero él no sentía hacerse daño porque al parecer alguien le cargaba para poder pasar por las espinas.

Los otros miembros de la comunidad, preocupados por la desaparición del hombre, fueron a buscarle con la madrina, bombo, cununo, guasá.

Lo buscaron hasta encontrarlo, pero, tras aquello, tuvieron que bañarlo con agua bendita, porque gritaba desesperado y los ojos parecía que se le querían salir.

Además, el cuerpo del hombre se le había puesto gelatinoso, pues había comido el tapao de camarón hecho por la Tunda.

Esa era su estrategia, su manera de hacer maldad, la forma de atontar, embobar, idiotizar a sus víctimas.



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